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Superación

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16 de septiembre de 2018

Discurso dado en la Conferencia Internacional de Afirmación 2018

Por Alexsandro Barbosa

En mi búsqueda por mi autoaceptación, una vez oí nítidamente al Señor que me preguntaba: «¿Tú te aceptas?» Respondí con otra pregunta: «¿Eso importa?» Él claramente me respondió que sí, así te hice. Desde entonces solo eso me importa.

Había un hombre que estaba pasando por muchas dificultades, la empresa que él trabajaba se fue a la quiebra y su esposa lo había dejado, llevando a sus dos hijos. Después de pasar por tantos golpes en la vida, ya entrando en depresión, resolvió pasar unos días en la playa. Él estaba caminando a la orilla del mar, trabajo a dos niños que hacían un gran castillo de arena, con torres, pasarelas y pasajes internos. Cuando el trabajo ya se había concluido, vino una ola que destruyó todo el trabajo realizado por aquellos niños, reduciendo el castillo a un montón de arena y espuma. El hombre que estaba observando a los niños y vio toda la escena de destrucción, pensó sobre lo que vio y lo que vivió en su vida y vio allí una gran semejanza con lo que le sucedió con su vida y se entristeció. Para su sorpresa los niños, en lugar de llorar, se rieron de lo sucedido y empezaron a construir un nuevo castillo.

Después de terminar una misión de tiempo completo para la Iglesia SUD, necesité tomar una decisión sobre mi sexualidad y felicidad, a partir de esa elección algunos castillos que yo había construido se derrumbaron, yo podría haber hecho así como el hombre que se lamentaba por sus castillos destruidos, pero elegí ser como los niños y reconstruir nuevos castillos para mi vida.

Algunos factores fueron muy importantes y determinantes para mi éxito en mi vida, el primero fue tomar decisiones y tomar decisiones. Cuando niño mi padre me enseñó que yo era un Dios y que no debería aceptar menos que eso, y sería mi obligación encontrar mi propio camino. A partir de este principio, tuve la necesidad de ser feliz, fue esta mi decisión.

El poder de escoger lo que yo quería para mí, eso me hacía un Dios. Yo necesité tener actitudes positivas y actuar para que todo lo que yo quería y deseaba pudiera ser realizado. Mi decisión de ir en busca de mi felicidad fue tomada. Con eso mis batallas iban a empezar y no sabía si sería capaz de vencerlas, pero algo muy fuerte en mi corazón decía que el Padre Celestial estaba conmigo y que entonces ciertamente saldría vencedor en esta guerra. Yo creí en aquellos sentimientos, entonces el Padre me agració con la victoria, tal como Él me había prometido.

Hoy soy una persona que logró realizar en la vida, por todo lo que luché y busqué, me convertí en una persona confiada y determinada, nunca desconfié de las promesas del Señor para mí. Siempre oré mucho como si todo dependiera solamente de Dios y trabajaba mucho como si todo dependiera de mí mismo. Recibí las bendiciones por eso, hoy tengo un esposo amoroso y comprensivo, tengo mi familia, tengo mi hogar que es nuestro puerto seguro, mi profesión y mi trabajo.

Con todo lo que sucedió hasta aquí nunca perdí mi fe y espiritualidad, hoy me acepto, mi familia me acepta y más importante de todo eso, construí nuevos castillos para mi vida.

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