Un espacio para ayudar a otros
Es difícil no conmoverse con las escenas cotidianas que han precedido la pandemia y se han intensificado en los últimos años, al menos en este país; las imágenes de hombres, mujeres y niños; todos estos callejeros sin techo, huyendo del régimen político venezolano tienen lugar en nuestras calles, en las carreteras, en las terminales, o a la salida del supermercado. Es tan recurrente la escena, que termina por formar parte del paisaje urbano.
Se puede captar con un mínimo esfuerzo el sufrimiento de seres humanos que reclaman misericordia para continuar sobreviviendo. Y aquella tragedia tan tangible no es más que parte de la baraja de hechos y atrocidades que están entre nosotros y suelen ser invisibles.
Dentro de los muros de las capillas ser homosexual, lesbiana, bisexual, trans o cualquier otra variante suele ser parte de nuestra tragedia humana; históricamente, la religión ha satanizado el sexo o sus manifestaciones, y algunos actores no han dudado en insertar veneno en los textos considerados sagrados por el cristianismo, sólo para perpetuar el odio y hacer condenable lo cotidiano. Las diferencias suelen estar ocultas y eventualmente son visibles, pueden existir obispos o líderes queriendo ser comprensivos, pero desde la alta dirigencia prevalece la condena.
Son estos vacíos los que suele ocupar Afirmación, pueden existir algunos dispuestos a emitir críticas y condenas sobre esta misión solemne, y es comprensible, no siempre una institución tendrá herramientas precisas y a tu medida, pero el simple hecho de estar ahí, como un referente para tus posibilidades ya es un hito importante en tu búsqueda de libertad y aceptación.
¡Me encanta lo que hacéis! Es muy importante que las personas LGBTQ sepan que no están solas. Mormón o no, ¡necesitamos empoderar a las personas LGBTQ e iluminar el mundo! ¡Gracias!
Usted no está solo. Nuestro Padre Celestial los ama a todos ustedes. ¡Tenemos apoyo y oramos por ustedes como hermanos/hermanas, como hijos de Dios! Respeto, sí… ¡No, prejuicios!