Mamá dragonas
Sobre todo, he aprendido una simple verdad: EL MANTENER SILENCIO NO AYUDA A NADIE. No sirve a mi hijo, mi familia, la comunidad LGBT, mi conciencia o a mi Salvador. Sólo perpetúa el problema, y no hace nada para disminuir el dolor y las injusticias experimentadas por tantos que amo.