Hijo de Dios
He sentido la mano del Señor guiándome, diciéndome que no debería perderme, que debería ser quien soy por dentro y por fuera. Su mano guiándome hacia dónde debía navegar. Pero soy yo en el bote en medio del océano, y depende de mí pilotar hacia el horizonte, sea cual sea la dirección. Mi destino es solo mío.