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En busca de mi identidad: ¿Quién soy realmente?

15 de octubre de 2018

Carlos Andrés Uribe Cortes:

Estoy feliz y lleno en este momento, pero hablaré de cómo estaba hace unos años. Yo era mormón, crecí en una familia amorosa que vive, o al menos trata de vivir, los mandamientos de Dios. Hablar de la Iglesia puede resultar incómodo para algunos de ustedes, ya que siempre nos han rechazado por ser quienes somos. Había estado buscando mi verdadera identidad durante más de diez años; años de lucha y frustración, de suplicar a mi Padre Celestial. ¿Por qué tuve que ser diferente? ¿Por qué no podría ser como los demás? Es lo que pensaba. Le pedí a Dios que me permitiera tener sentimientos por las mujeres.

Pensé que en la misión estos sentimientos cambiarían y que el Padre Celestial haría este milagro en mí, pero déjame decirte que esto nunca sucedió.

José David Mora Olarte:

Recordar mi infancia es pensar en las palabras de Nefi: “Nací […] de buenos padres y, por lo tanto, recibí alguna instrucción en toda la ciencia de mi padre”. Crecí como un miembro fiel de la Iglesia con una familia amorosa. A los once años pasó algo que marcó mi camino en la vida. Después de un año de luchar contra el cáncer, mi madre murió. Mis últimas palabras para ella fueron: "Mamá, voy a una misión, me voy a casar y prometo verte de nuevo".

Mi vida fue guiada por esta promesa; Serví como misionero en la Misión Pachuca México y conocí a una hermosa joven con quien pensé en tener mi familia eterna. Seguiría lo que Dios y mi familia esperaban de mí. Pero sabía que no era mi manera. Cuando llegué a casa, recuerdo verme en mi habitación y preguntarme: "¿Es esto lo que quiero?" Seré feliz ¿Le mentiré a mi esposa y el resto de mi vida mentiré sobre quién soy realmente?

Tomé la decisión de decirle a mi familia que era gay y que quería algo muy diferente para mí.

Amor en todas las cosas

Nunca pensamos que nos tendríamos el uno al otro en nuestras vidas. O pensar estaba en total armonía con las enseñanzas de la Iglesia.

En una hermosa mañana de domingo, nuestros ojos estaban entrelazados y también nuestras historias. ¡Quién hubiera pensado que todo cambiaría a partir de ese momento! No sabemos si fue el destino o la casualidad, pero, en ese momento, comenzó una hermosa amistad. Nos apoyamos mutuamente en nuestras batallas personales y, poco a poco, comenzamos a crecer un amor genuino e incondicional. Decidimos darnos una oportunidad. Fuimos descubiertos, separados y fuimos abiertos sobre nuestra relación. Aquellos que pensábamos que eran nuestros amigos en la Iglesia ya no estaban allí. Poco a poco las esperanzas se fueron extinguiendo.

La afirmación nos ha ayudado a comprender que hay muchas formas de ser felices y que todo requiere decisión y sacrificio. Este entendimiento permaneció en nuestros corazones. Decidimos estar juntos y fuimos excomulgados, pero esto comenzó una hermosa historia que aún continúa.

Amarnos como somos es el camino de la felicidad que debemos seguir. Todos tenemos un potencial divino, y si miramos más allá de nuestras imperfecciones, sabremos que somos verdaderamente perfectos como somos.

1 Comentario

  1. Anónimo en 19/09/2019 en 11:42 AM

    Gracias.

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