Niños saludables con el apoyo familiar (primera parte)
“Hay que empezar con la familia. Ahora sabemos cuán perjudicial es para los niños homosexuales no ser aceptados, no recibir amor y ser discriminados. Cuanto más se hable sobre el tema, más personas reconozcan a sus hijos homosexuales, más familias se formen donde ellos sean aceptados, se les ame, y no se les discrimine; más familias y sus niños crecerán sanos y saludables”. LEONOR, MADRE DE UNA HIJA LESBIANA,CON 2 NIETOS
Introducción:
Las familias aman a sus hijos y quieren lo mejor para ellos. Quieren protegerlos y alejarlos de cualquier peligro y de cualquier persona que podría lastimar a sus niños o adolescentes.Cuando los padres tienen a sus recién nacidos en brazos, muy pocos piensan que su niño pueda ser gay o transgénero. De hecho, muchos padres sueñan con momentos especiales en el futuro de su hijo, como su boda y cuando sus hijos sean padres, con parejas heterosexuales. Pero muchos jóvenes y adultos no son heterosexuales. Las investigaciones indican que entre el 2 y 7% de los adultos son lesbianas, gays o bisexuales (LGB). Los estudios también demuestran que los jóvenes, homosexuales y heterosexuales, se dan cuenta por primera vez que les atrae sexualmente otra persona alrededor de los 10 años de edad. A medida que se ha dispuesto de más información acerca de la homosexualidad, ha sido más fácil para muchos niños y adolescentes darse cuenta de que son homosexuales a una edad más temprana. En nuestro estudio sobre adolescentes y familias con lesbianas, gays, bisexuales y transgénero (LGBT), encontramos que la edad promedio en la que los jóvenes se daban cuenta de que eran homosexuales era poco después de los 13 años. Muchos de ellos sabían que eran homosexuales incluso a edades más tempranas, como a los 5 ó 7 años. También, algunos de ellos se lo dijeron a sus padres o a algún otro familiar. Pero muchos no se lo dijeron a nadie porque para entonces la mayoría había aprendido, a través de su familia, amigos y otras personas de su comunidad, que ser homosexual era vergonzoso y malo. Para entonces habrían aprendido que los homosexuales recibían todo tipo de insultos. Ellos sabían que podían ser discriminados y lastimados por otros y podían avergonzar y humillar a sus familias. Por lo tanto, desde temprana edad, muchos niños y adolescentes homosexuales aprenden a ocultar sus sentimientos más profundos a las personas que aman.
Los familiares que participaron en nuestro estudio: padres, abuelos, tíos, hermanos mayores y padres adoptivos como usted, nos dijeron que nuestro estudio se debería dar a conocer a todos los familiares. Ellos quieren que otras familias conozcan los resultados de nuestra investigación. Ellos quieren que se ayude a los niños homosexuales y transgénero desde los primeros años de vida. Ellos quieren ayudar a los padres mucho antes de saber si sus hijos podrían ser homosexuales o transgénero. Lo que esos familiares se dieron cuenta, y lo que nuestra investigación ha demostrado, es que las familias necesitan crear un ambiente alentador y comprensivo mucho antes de saber cómo crecerán sus hijos.
Esta investigación es nueva y se ha comenzado a publicar recientemente en revistas médicas. Nunca se ha realizado un estudio de este tipo. Por lo tanto, nunca antes se ha contado con información acerca de cómo la aceptación o el rechazo familiar afecta el bienestar de un niño homosexual. Estudiamos a adolescentes LGBT y a sus familias que demostraban aceptación, inseguridad o conflictos ante la identidad homosexual o transgénero de sus hijos. Estudiamos a familias latinas que hablan y no hablan español. Nuestra investigación identificó más de 100 conductas diferentes que las familias utilizan para responder ante la identidad homosexual o transgénero de sus hijos. Las mismas incluyen conductas tales como decirles a los hijos que no pueden ir a una reunión familiar porque son gays o lesbianas. O que no pueden recibir en su hogar a los amigos homosexuales o transgénero de sus hijos.
Hablen con sus hijos
“Mi hija, Carmen, me dijo que era homosexual cuando tenía 14 años. Le dije que eso era imposible. No podía ser homosexual porque era pecado e iría al infierno. También que eso humillaría a nuestra familia. Se puso muy triste y hablaba menos. No sabía cuán deprimida estaba hasta que su prima me contó que Carmen había dicho que se quería morir. Asistí al Proyecto en Familia. Su personal me explicó cómo los jóvenes homosexuales que son rechazados por sus familias se pueden deprimir mucho y corren un alto riesgo de suicidarse o sufrir otros problemas de salud. ¡Me asusté mucho! Le pedí a mi hija que me contara lo que sentía. Desde entonces tenemos una buena comunicación. El silencio aísla a su hijo homosexual de la familia. Por favor, escúchelo y no lo ignore. No permitirle que hable acerca de su homosexualidad y obligarlo a que la mantenga en secreto puede romper el corazón de su hijo y hasta puede ponerlo a riesgo de matarse”. –Imelda, madre de una hija lesbiana de 15 años