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La doctrina del celibato

Collage de Afirmación 2018

October 25, 2014

Artículo original en Inglés en el blog "No More Strangers" por Thomas Mongomery.

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Cuando los mormones hablan de la ley de castidad, a menudo la definen como permanecer célibe hasta el matrimonio. En realidad, debería definirse más bien como abstenerse hasta el matrimonio. Hoy en día, las palabras abstinencia y celibato se utilizan como sinónimos, pero en la práctica son muy diferentes. La abstinencia, tal como se practica en la Iglesia, es la abstención de toda actividad sexual hasta el matrimonio. El celibato, sin embargo, es el sacrificio de renunciar voluntariamente a toda actividad sexual y de permanecer soltero por toda la vida.

La mayoría de nosotros nunca haría una distinción especial entre abstinencia y celibato, porque nadie espera que nosotros nos comprometemos al celibato. Sin embargo, para aquellos que son LGBT, el celibato se convierte en el principal requisito religioso por el que la totalidad de su devoción religiosa será medida. En 2007, el élder Holland enseñó: “Se hacen menos a ustedes mismos cuando se identifican únicamente por sus sentimientos sexuales. Esa no es su única característica, no le den una atención desproporcionada. Ustedes son primero que nada hijos (o hijas) de Dios, y Él los ama”. (1)

La cita del élder Holland es verdad en algunos niveles pero no tanto en otros. La característica de ser LGBT es sólo una parte de lo que eres. Sin embargo es una parte que, de actuar sobre ella, te descalifica de la pertenencia a la Iglesia y de las bendiciones del Templo que te unen a tu familia. Las consecuencias de actuar sobre esta parte de uno afectan especialmente a los jóvenes mormones LGBT. Consecuencias que también influyen en cómo los padres, familiares y amigos reaccionan a estos jóvenes. Los altos niveles de rechazo hacia la juventud gay pueden ser devastadores:

8 veces mayor riesgo de suicidio

6 veces más vulnerables a sufrir de depresión severa

3 veces más probabilidades de consumir drogas ilegales

3 veces más en riesgo de contraer VIH y otras enfermedades de transmisión sexual (2)

En verdad, no poder conciliar esta parte de ti afecta cada otra parte de lo que eres. Nuestras piezas internas están entrelazadas. En cualquier otro contexto, nos referiríamos a lo que somos en el interior como nuestro espíritu o alma, sin embargo hay gran resistencia cuando uno se auto-identifica espiritualmente como gay u homosexual. Y sin embargo, la mayoría de nosotros nos referimos a nuestros sentimientos heterosexuales de amor y devoción por nuestro cónyuge como dones divinos que durarán por toda la eternidad. Con las apuestas tan altas (matrimonio eterno por un lado y suicidio y depresión por el otro), no debemos minimizar la guerra teológica y emocional que se lleva a cabo en el corazón de nuestros hermanos y hermanas LGBT.

La familia: Una proclamación para el mundo

Se podría decir que alguien que apoya los derechos LGBT estaría completamente en contra de la Proclamación, sin embargo, las enseñanzas de la Proclamación contienen muchas de mis creencias básicas. Me casé con mi esposa en el Templo de Los Ángeles. Nuestros cinco hijos (incluyendo a mi hijo gay) están sellados a nosotros. Yo estoy sellado a mis padres y ellos a sus padres. Nuestras creencias sobre el matrimonio eterno y que las familias están selladas por la eternidad es una hermosa parte de ser mormón.

Recientemente, alguien compartió conmigo una cita del élder Eyring: “Es importante reconocer cuando hemos recibido la revelación. Pero es igualmente importante reconocer cuando no lo hemos hecho”. (4) La Proclamación contiene muchas verdades, pero también puede dar lugar a más preguntas. Por ejemplo:

“TODOS LOS SERES HUMANOS, hombres y mujeres, son creados a la imagen de Dios. Cada uno es un amado hijo o hija procreado como espíritu por padres celestiales y, como tal, cada uno tiene una naturaleza y un destino divinos. El ser hombre o el ser mujer es una característica esencial de la identidad y del propósito premortales, mortales y eternos de la persona.” (3)

Esta cita contiene hermosas verdades con respecto a lo que somos como hijos espirituales de un Padre y Madre Celestiales que nos aman. Se revela que tenemos una naturaleza y un destino divinos. También se revela que el género es una parte de nuestra identidad espiritual. Pero ¿y si un espíritu masculino nace en un cuerpo femenino? ¿Rechaza nuestra doctrina o confirma la posibilidad de que una persona sea transgénero? En gran parte no responde a la pregunta, pero la creencia en una preexistencia con género preexistente lleva a algunas posibilidades increíbles y preguntas que no se excluyen en el evangelio.

La creencia en una existencia premortal también pone en cuestión los demás atributos e identidades espirituales que trajimos con nosotros a la vida terrenal. El género es un atributo que se identifica explícitamente. La orientación podría ser fácilmente otro. La creencia en una naturaleza y un destino divinos implica un propósito y una identidad eterna que tiene alguna raíz en nuestros Padres Celestiales. Que no sepamos no significa que no haya respuesta, simplemente significa que no ha sido revelada aún. Al igual que en muchas partes del evangelio, “vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara: ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como soy conocido”. (5)

El celibato

A veces cometemos el error de creer que nuestra experiencia de vida es igual a la experiencia de los demás. “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana”. (6) Así que nos fijamos en la homosexualidad y lo atribuimos a una lujuria sexual desbordada o a una tentación que cualquiera puede superar porque “…fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podáis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”. (6) Armados con las Escrituras, nosotros (los heterosexuales), empezamos a prescribir a nuestros hermanos y hermanas LGBT cómo es que Dios los va a curar o proporcionar una manera para que puedan dejar de ser gays. Prescribimos una solución a un problema del cual no conocemos el origen, no sabemos la experiencia de quien lo vive, ni su destino.

El celibato es la solución prescrita de la que no tenemos ninguna revelación. No se menciona en la Proclamación. No se menciona en la Biblia. Ni el celibato ni la homosexualidad se mencionan en ningún volumen de escritura moderna (El Libro de Mormón, Doctrina & Convenios y La Perla de Gran Precio). No hay apóstol moderno o profeta que haya expuesto sobre cómo vivir una vida de celibato. No hay manual, guía o sitio de la Iglesia que aborde el tema. Es algo que sólo “se espera” que hagan. Es lo que lo que queda cuando los mandamientos no dicen nada más.

En la Iglesia moderna, hay una progresión tanto de las Escrituras, como de los mandamientos y el sacrificio. Comenzamos en el Antiguo Testamento con la Ley del Sacrificio y la rígida estructura religiosa, estas son las leyes más bajas dadas a los hijos de Israel que rechazaron una ley superior. El Nuevo Testamento representa la Ley del Evangelio: estas leyes encarnan leyes espirituales, como amar a Dios y amar a nuestro prójimo y las vemos como leyes superiores. En muchos sentidos estas leyes son más difíciles, ya que se refieren a los pensamientos y a las intenciones más allá de “la letra de la ley”.

En Doctrina & Convenios se nos presenta a el nuevo y sempiterno convenio del matrimonio, una ley aún más alta. Y más aún se nos presenta la Ley de Consagración. Los primeros santos trataron de vivirla y no lo lograron. Esta ley exige que le demos al Señor todo lo que tenemos, todos nuestros medios, todos nuestros talentos y energía. Hoy tenemos atisbos de la ley de consagración con los misioneros que dedican dos años de sus vidas al Señor. Leemos de los pioneros que dieron todo por sus familias y cómo murieron en las llanuras. Una de mis bisabuelas falleció en las llanuras y sus últimas palabras fueron: “Díganle a John (su hijo) me morí con el rostro hacia Sión”.

Cuando miramos a nuestros hermanos y hermanas gays y lesbianas, tenemos que ser más conscientes de lo que se les pide. Pensamos que lo que se pide de ellos es lo mismo que a todos nosotros. La doctrina del celibato (si tal doctrina existe) es que no se pueden casar con sus seres queridos. Se les niega incluso la búsqueda y la esperanza del amor. Ellos nunca van a compartir la intimidad y la unión que los cónyuges dan por sentado. Incluso expresar esos sentimientos en cualquier contexto está prohibido. Se les niega para siempre una parte de lo que son, una identidad espiritual básica para muchos. Sacrificar todo en el altar de consagración al Señor.

Por aquellos que eligieron el celibato, no puedo expresar el suficiente respeto. Están viviendo una ley no se le pide a nadie más en la Iglesia. Ustedes están viviendo un compromiso que sólo es paralelo a la ley de consagración. Está más allá de las Leyes de Sacrificio, el Evangelio y el Matrimonio, porque has puesto tu esperanza, tus sueños, tu futuro y tu familia en el altar y lo has dado todo al Señor. Como mi esposa Wendy testificó recientemente a nuestro presidente de estaca, “no sé la respuesta, pero sé que el Señor va a compensar a mi hijo por todo lo que no haga en la iglesia o por lo que le sea negado por el evangelio”.

Algunos pueden afirmar que con suficiente asesoramiento o mediante la Expiación, una persona LGBT puede cambiar su orientación y casarse con una mujer (u cónyuge del género opuesto). Esta esperanza, sin duda nace de la desesperación de ajustar a la realidad nuestra falta de comprensión actual. Casarse con una mujer (para los hombres homosexuales) era en realidad el asesoramiento de los obispos de la Iglesia durante décadas. Pero en 1995, el presidente Hinckley desalentó específicamente la práctica. Estudios recientes han demostrado que hasta un 80% de los matrimonios de orientación mixta (matrimonios con un cónyuge gay) fracasan. (7) La Asociación Americana de Psicólogos también ha llegado a la conclusión después de décadas de investigación que no hay pruebas concluyentes de que alguien pueda cambiar su orientación. (8) En muchos casos, la terapia puede ser perjudicial. En los últimos años, las organizaciones de terapia reparativa como Evergreen para la Iglesia y Exodus para la corriente principal del cristianismo se han visto obligadas a cerrar sus puertas por litigios de fraude y daño. En varios estados también es ilegal el uso de la terapia reparativa en los jóvenes LGBT.

A los obispos y líderes de la Iglesia

La gran mayoría no elige el celibato. Mi propósito al escribir no es porque tenga las respuestas o porque el celibato sea necesariamente la mejor opción. El sacrificio del celibato no corresponde a cosas simples como la Palabra de la Sabiduría o el Diezmo. Trasciende en el Evangelio porque tu amor por Dios te negará la plenitud en esta vida. Trasciende en el matrimonio porque estás renunciando a todas las esperanzas y sueños de ese compromiso. En una Iglesia centrada en la familia, el celibato es la negación del plan de felicidad.

Quiero que cada obispo mormón sepa lo que está pidiendo de los jóvenes LGBT a los que asesora. Quiero que conduzcan con compasión y dejen a un lado sus prejuicios. Quiero que apoyen a estos jóvenes, ya sea que decidan permanecer en la Iglesia o no. No aplasten las esperanzas y sueños que exigen un compromiso de celibato de esta juventud. Déjenlos encontrarse a sí mismos a través de las complicaciones que ustedes no han siquiera considerado. Escuche y permita que el Espíritu lo edifique a usted y los jóvenes LGBT que están delante de usted.

¿Por qué no simplemente dejar que la juventud gay acepte el mismo compromiso que otros jóvenes hacen: la abstinencia? Vamos a nivelar el campo de juego a lo que esperamos de otros jóvenes. Vamos a orientar a nuestros jóvenes a evitar el “estilo de vida gay” de los estereotipos del mismo modo guiamos a nuestros jóvenes heterosexuales para que eviten un estilo de vida como el del mundo. Partamos desde donde cada miembro LGBT de nuestro barrio actualmente esté. Escuchen, sientan empatía y compasión. Dejen las amenazas de disciplina y excomunión a un lado y ayúdenlos a conectarse con el Salvador. Él sabe mucho más acerca de este hijo de Dios de lo que usted nunca será capaz de imaginar.

Cuando un obispo se sienta frente a un joven LGBT, necesita saber que el compromiso que está colocando sobre él o ella es más de lo que haya sacrificado en toda su vida. Ese obispo no tiene ningún manual para él o ella. La juventud LGBT tendrá suerte si cuenta con el apoyo de sus padres. ¡Y nos preguntamos por qué el conflicto de un joven SUD LGBT multiplica el riesgo de suicidio y depresión! Esperamos que estos jóvenes escojan el celibato, una doctrina para la que no tenemos escrituras, ni revelación, sin guía y sin apoyo.

Elder Holland dijo: “En esta Iglesia, lo que sabemos siempre triunfará sobre lo que no sabemos. Y recuerda, en este mundo, todo es caminar por fe”. (7) Seamos claros acerca de lo que sabemos, pero seamos igualmente claros acerca de lo que no sabemos (o sobre lo que no tenemos revelación): El celibato no es una doctrina. Es sólo lo que a la gente LGBT les queda. En estas áreas en las que no conocemos, aprendamos a caminar por fe. Creo que ni siquiera hemos empezado a vislumbrar el potencial y el destino de nuestros hermanos y hermanas LGBT. Una vez que empecemos a hacer a nuestro Padre Celestial las preguntas correctas (en lugar de pensar el celibato es la única respuesta), Él será capaz de darnos algunas respuestas.


 

1 “Helping those who struggle with same-gender attraction” (Ayudando a los que luchan con atracción hacia el mismo género) Elder Jeffrey R. Holland, 2007

2 “Proyecto de Aceptación Familiar”, SFSU, Dr. Caitlin Ryan

3 “La familia: Una proclamación para el mundo”

4 Elder Christofferson, Entrevista Personal, 2014

5 1 Corintios 13:12

6 1 Corintios 10:13

7 http://ldshomosexuality.com, Bradshaw y Dehlin

8 www.apa.org/pi/lgbt/resources/therapeutic-response.pdf

9 “Oh, Lord, I relieve” (Señor, yo creo) Elder Jeffrey R. Holland, 2013

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